miércoles, 16 de noviembre de 2011

Lo político y lo personal

Admiro la posibilidad que tienen algunos militantes de otorgarse “el derecho a tirar primeras piedras”... Me pregunto cómo pueden... cuál es el pensamiento que les otorga ese derecho. Nunca deja de sorprenderme esa seguridad implacable. Todos culpan "al otro". Todos. Diría que casi sin excepción...

En mi corta y, si se quiere, desprolija historia militante nunca escuché a nadie pedir disculpas, decir "me equivoqué", dudar de su pensamiento, considerar seriamente repensar algo, intentar un análisis serio de la ideología del contrincante... Sin embargo, sí he escuchado, y mucho (en demasía), insultos, agravios, peleas, injurias, acusaciones... “Las luchas políticas son demoledoras, fuertes, con frecuencia (casi siempre) los adversarios son implacables”. Muchas veces me he sentido expulsada de la militancia por esas cosas.

Y es patético también observar que todos esos agravios y peleas desaparecen con la muerte... He presenciado, desde muy joven, insultos dirigidos a cuadros políticos que después de muertos son venerados por aquellos que otrora insultaron y hoy se desgarran vestiduras defendiendo el buen nombre del “compañero” muerto... Me resulta inevitable preguntarme por qué no podemos, entonces, revisar en vida el camino del otro, su ideología, sus razones; tolerar sus errores aunque produzcan enojo; no perder de vista qué nos pasaría con esa persona si mañana muriera...

Como dije antes tengo poca y desprolija historia militante y gremial... toda la desprolijidad del que va aprendiendo desde una personalidad apasionada (la mía)... pero en esa desprolijidad trato siempre (como dice la buena de mi hermana) de apelar a las enseñanzas recibidas leyendo a Paulo Freire... Tener en cuenta que difícilmente yo discuta y pelee de política con verdaderos enemigos... esos (los verdaderos) se mantienen lejos y cuando se acercan no discuten... sencillamente tratan de borrarnos... Entonces intento aferrarme, como puedo, a la "paciencia revolucionaria" (como si eso me estuviera otorgado... je) y me alejo un poco, y pienso, y trato de entender, y lloro, y me enojo, y me tranquilizo, y vuelvo a llorar, y vuelvo a tranquilizarme y vuelvo a confiar... y me doy cuenta de que todos somos muy parecidos. Todos queremos tener razón, todos queremos que el otro haga lo que nosotros consideramos, todos sentimos que el que no piensa “como yo” está equivocado... y, en general, todos los militantes consideran "lo político" por encima de "lo personal". Ahí es donde yo hago agua... para mí nada es más importante que lo personal... porque considero que es lo personal lo que puede construir lo político. Para mí no es de otra manera. Y también dudo... y me siento una tarada... y sufro algunas soledades insoportables... Pero no puedo ser de otra manera...

Por suerte cada tanto aparece un líder distinto. Un líder capaz de “no dejar las convicciones en la puerta de la casa”. Y nos sorprende. Y nos sacude. Y no hablo sólo de Néstor. Hablo de muchos otros que pusieron lo personal por encima de lo político. Y se destacaron por eso: por construir “lo político” no sólo sin dejar de considerar “lo personal” sino desde allí mismo... Y se murieron tempranamente... (siempre se mueren antes los buenos...) dejándonos un poco huérfanos, otro poco deslumbrados y con bastante más responsabilidades...

Es un buen ejercicio pensar en la frase de nuestra lápida. Una “vieja conocida” ha pedido que allí le escriban: “vivió y murió indignada” (en relación a la indignación que le despierta la mentira). Y está muy buena su frase. Yo casi diría que podría copiarla y que, como dice ella, al leer eso sepan más de mí que los que creen conocerme... Pero tal vez opte por algo que tenga que ver con los sueños, con la utopía o con la lucha contra la injusticia. O, mejor, con esto de considerar que todas las luchas son personales... y que si en esa lucha personal todos fuéramos buenos y decentes (y pacientes y tolerantes y leales y comprensivos y menos ambiciosos), podríamos conseguir ese mundo mejor del que tanto hablamos. Hace poco leí esta frase: "El socialismo hay que practicarlo con el corazón, no hablando. Si no, es una farsa." Lo decía un hombre de 92 años en una nota de Página 12, hablando de España, del franquismo que asesinó a su padre(*)... Yo agrego que en esta vida todo hay que practicarlo con el corazón... sino, es una farsa...

Como dijo el Gran Lennon: "Dirán que soy un soñador. Pero no soy el único". Y yo ruego porque haya muchos soñadores.

Stella
16-11-2011

(*) http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-181122-2011-11-13.html  

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